La plaza del ayuntamiento y de la iglesia de Guitrancourt (Francia) disponía de múltiples espacios sin conexión alguna, un desorden amplificado por la topografía blanda del terreno. A partir de estos espacios absurdos y sin convicción, el punto importante del proyecto permitió realizar el ensamblaje a través de la identificación de funciones: el atrio de la iglesia, la plaza del ayuntamiento.
La topografía exigente del lugar se oponía al proyecto. A la derecha del ayuntamiento, un corte neto del terreno permitió formalizar un espacio generoso, a la imagen de una plaza que facilita los descansos y los encuentros, un grande escalonamiento une los espacios entre ellos.
El parque natural en la parte superior contrasta con la parte mineral de la plaza. Los escalones confortables se unen desde el parque hasta la iglesia, cuidando los accesos necesarios para las personas con dificultades de movilidad. Para reforzar este hilo de Ariadna y la conexión entre los espacios, una cuneta en acero Corten resalta la parte alta de los escalones permitiendo recuperar el agua de lluvia. Un área de juegos y un estacionamiento completan el dispositivo
